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CAPÍTULO XVIII

CONSEJOS SOBRE LAS VIRTUDES


1.      Meditad sobre qué pasaría, hermanas, si hablásemos mucho de las virtudes y no las conociésemos, porque pienso que la mayor de las virtudes es callarlas y que si las virtudes se publican, se deshacen.


2.     Sabed que no hay virtud sin perfección, ni perfección de virtud que no crezca con el sufrimiento, el dolor y el sacrificio, porque éstos disponen al alma para la meditación y ésta os hará estar todo el día en contemplación altísima y serena.


3.     Acrisolad vuestras virtudes con trabajos, sacrificios y servicios a Dios y al prójimo. Acrisolad vuestras virtudes en el fuego del sufrimiento, la pobreza, la pureza, la obediencia, las tribulaciones y el amor a los demás.


4.     Seguid los buenos ejemplos y las instrucciones recibidas en la casa-convento y alcanzaréis ser un completo modelo de piedad, castidad, obediencia y de todas las virtudes, y con la gracia de Dios alcanzaréis la sabiduría y la santidad.


5.     Rechazad los apetitos y pasiones y practicad las virtudes, porque los apetitos y pasiones por las cosas del mundo producen en el alma oscuridad, fatiga, debilidad, tribulación, bajeza, inmundicia, y por el contrario, el practicar las virtudes producen en el alma luz, paz, amor, consuelo, limpieza, humildad y fortaleza.


6.     Sabed que la virtud es como la buena semilla que puesta en cualquier terreno como haya quien la cultive crece, luce y se multiplica.


7.     Practicad con gusto la virtud de la pobreza, la castidad, la caridad, la humildad y la prontitud en la obediencia. Gozad en el padecer y mortificad la vista, el gusto y el oído como negación a las cosas de este mundo, porque para tener a Dios en toda el alma no hay que tener para las cosas nada.


8.     Practicad las virtudes de forma regular, porque ello os producirá paz, consuelo, luz, limpieza de conciencia, fortaleza y mayores deseos de amar y servir a Dios y al prójimo.


9.     Sabed que el tener mucha oración, recogimiento y penitencia es fundamental, pero el Señor también os pide aumentar las virtudes y ponerlas al servicio del prójimo.


10.   Haced todos vuestros trabajos y servicios con amor, humildad, resignación y paciencia y con ellos lograréis aumentar y fortalecer vuestras virtudes.


11.   Sabed que para ser virtuosas tenéis que estar siempre insatisfechas con vosotras mismas, porque siempre podréis alcanzar mayor grado de perfección.


12.   Imitad a los pacíficos en vuestros quehaceres cotidianos, porque los pacíficos, con su alma en paz, se dedican a sembrar virtudes en este mundo.


13.   Seguid aumentando vuestras virtudes y disminuyendo vuestras feillas inclinaciones, porque sabed que el mayor mérito no reside en no tener tentaciones sino en salir al mundo, a la calle, y enfrentarse a ellas con fortaleza, valor y sabiduría y lograr vencerlas.


14.   Sabed que es más virtuoso que sirváis por amor a lo que hacéis que por servir a lo que amáis.


15.   Confiad en el Señor y nunca penséis no puedo más, porque el Señor no os pedirá más de lo que podáis dar de sí y si os pide más, el Señor os ayudará aumentando vuestras virtudes y fuerzas.


16.   Afrontad valerosamente que por el mero hecho de ser mujeres virtuosas y de recio temple sufriréis discriminación a la hora de ser juzgadas o examinadas, porque los jueces son todos hombres.

ORACIÓN

¡Oh, virtud! Qué soberana te elevas hasta verte reverenciada de los poderosos del mundo, sin levantar envidia. Todos te estiman pero como es difícil alcanzarte, no te desean.

 

 

 


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