LA SABIA DE CORIA

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CAPÍTULO I:

CONSIDERACIONES SOBRE EL AMOR A DIOS


1.      Sabed que sin amor, sin ser movidas por el amor a Dios y al prójimo, ninguna religiosa soportaría tantos sacrificios y sufrimientos con la alegría y la fuerza necesarias, pero Dios, que es amor infinito y que nunca abandona y siempre ayuda a los que le aman, os dará luz y fortaleza.

2.      Sabed que vuestro amor a los demás no debe ser motivado por compasión o lástima hacia los necesitados sino como un servicio silencioso de entrega que os aumentará y perfeccionará el amor a Dios.

3.      Sabed que la mayor prueba de amor a Dios es hacer de vuestras vidas un servicio continuo e incondicional al prójimo por amor a Dios.


4.      Sabed que el amor a Dios, que es más fuerte que vuestras inclinaciones al pecado, os dará la sabiduría, el valor, la paciencia y la fuerza necesaria para lograr la victoria en vuestra lucha diaria contra los males de la humanidad.


5.      Sabed que el camino de Cristo es camino de cruz, por lo tanto es el camino del sufrimiento, del dolor y de la entrega total a los demás. Es un camino en el cual el amor a Dios y al prójimo, a secas, no es suficiente y es necesario que vaya acompañado por buenas obras de amor, hechas sin interés de ningún tipo, donde todos vuestros actos deben ser una oración y una obra en silencio porque, recordad, Dios valora más el amor con que se hacen las obras que la dimensión y contenido de las mismas.

6.      Sabed que habrá momentos en los cuales desearéis dejar vuestro cuerpo terrenal para estar con Cristo, que transformará vuestro cuerpo mortal en cuerpo glorioso pero, por otro lado, desearéis vivir hasta el fin del mundo para tener más tiempo para amar a Dios y salvar almas que le amen.

7.      Sabed que para el alma virtuosa lo más glorioso, pero muy difícil, es amar a Dios con la perfección que Él nos ama y desea ser amado. Así que pedid a Dios que con su ayuda misericordiosa, sin ella es imposible, logréis amar a Dios con la perfección que Él os ama.

8.      Recordad que quien ama verdaderamente a Dios no tiene corazón para su propio gozo y deleite sino para dar honra a Dios; porque cuanto más tengáis el corazón para vosotras mismas menos lo tendréis vacío para que lo ocupe Dios.


9.      Rezad a Dios por los que no le rezan y amad a Dios para compensar la parte de los que no le aman.

10.    Recordad y haced recordar a los demás que la historia de los pueblos nos enseña de forma reiterada y clara que, cuando la humanidad se olvida de amar a Dios y cumplir sus mandamientos, surgen personas o grupos opresores que, al no respetar las limitaciones que libremente impone el amor al prójimo, obran sin escrúpulos en defensa de falsas excusas, vulnerando la paz, los derechos y libertades de los pueblos que proclaman defender, provocando guerras con todas sus horribles consecuencias como la que estamos sufriendo entre Castilla y Portugal.

11.    Buscad siempre nuevos trabajos que levanten en vosotras nuevas llamas de amor, aunque nunca podréis llegar a amar como Dios os ama por lo cual estaréis siempre sedientas de amor, pero en esta sed de amor hallaréis tanto deleite y tan excesivo gozo que, con su aprieto, os dilatará el corazón.

12.    Tened siempre presente que vuestra profesión de religiosas consiste en morir al mundo y vivir sólo con Dios y para Dios y el prójimo.

13.    Sabed que para ir ganado en amor de Dios tenéis que ir perdiendo en vuestro amor propio y olvidándoos de todas las cosas del mundo.

14.    Sabed que a mayor pobreza encontraréis mayor paz y descanso, porque el alma que nada tiene y nada desea vive despreocupada y puede dedicarse por entero a amar y servir a Dios y al prójimo.

15.    Sabed que es más virtuoso que sirváis por amor a lo que hacéis que por servir a lo que amáis.

16.    Entregad vuestras vidas a amar y servir a Dios imitando a Jesucristo en desagravio de lo poco que le ama la humanidad y lo mucho que le ofende queriéndonos Él tanto que desea concedernos todos sus bienes, que son infinitos.

17.    Sabed que vivir sin el amor de Dios y llenas de temores de poder perderle para siempre es morir en vida.

18.    Sabed que el amor a Dios todo lo vence, pero la felicidad sólo la encontraréis cuando consigáis, con la ayuda de Dios, encontraros a vosotras mismas.

19.    Sabed que con alcanzar un mayor grado de perfección, no debéis pretender el recibir más mercedes del Señor, sino el recibir más fuerzas y gracia para amar y servir más y mejor al Señor y al prójimo con el fin de conseguir mayor equidad, justicia y fraternidad cristiana entre los pueblos.

20.    Meditad: Si yo voy hacia Dios a buscar el sosiego cuando me ahogo y Dios viene hacia mí cuando me aflijo, partiendo el trabajo de caminar, antes nos juntamos.

21.
   Sabed que solamente cuando alcancéis el estado más elevado de perfección de amor con Dios que es el matrimonio espiritual, por transformación, llegaréis a amar a Dios con la fuerza y perfección con que ama el mismo Dios. Y además se os iluminará el entendimiento con la sabiduría divina.

22.    Venced poco a poco, sin descanso, los apetitos y pasiones de la parte sensitiva del alma y lograréis sujetarla a la parte espiritual y así el alma estará ajena a todas las cosas del mundo para conocer y amar solamente a Dios.

23.    Amad a Dios sobre todas las cosas y no estiméis ninguna cosa de este mundo, por cándida e infantil que os parezca, porque cualquier falta pasada por pequeña o venial que sea, cuando alcancéis cierto grado de perfección, su recuerdo os atormentará para siempre como a mí me ocurre cuando recuerdo una travesura que hice con una compañera de juego cuando era una muchacha.

24.    Practicad la caridad o amor de Dios defendiendo la paz, la justicia, la equidad, la igualdad, la solidaridad y la tolerancia.

25.    Pedid con fe y esperanza: Señor, lo que Tú quieres que quiera, quiero, y lo que no quieres, no quiero.

26.    Sabed que el amor de Dios os dará salud y fuerza para que podáis soportar las manifestaciones de grandeza y gloria que Dios infunde con claridad cuando el alma alcanza a unirse con Dios en matrimonio espiritual o unión de amor, mediante la cual el alma del perfecto es más divina que humana por transformación de amor.

27.    Sabed que amar a Dios es salir de sí, es liberarse de las cosas de este mundo y de vosotras mismas.


ORACIÓN

¡Oh, Señor mío! Si no hubiera hecho otra cosa
que amaros desde el día de mi bautismo y, aunque os hubiera amado desde entonces con el amor de todos los justos, me parece que aún así me sentiría en deuda por lo mucho que os debo Señor, y lo poco que os
he correspondido. Señor mío, os debo todo pues, pudiendo dar conmigo, desde la primera falta que cometí, en el infierno, sin embargo, me habéis sufrido para que ahora goce de lo que no merezco y no padezca lo que por mis faltas tengo merecido.
Me siento anegada en un mar de dulzura donde sabiendo lo que gozo, no puedo entender claramente lo que gozo, no tengo palabras para dar a entender lo que siento, pero sí noto en mi alma los efectos que me infunde la vislumbre de Tu grandeza y gloria.

 

 


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